Desde hace algunos años, las redes sociales han diseñado estrategias para captar la atención del usuario y hacer que pase más tiempo en la plataforma, de modo que se crea una especie de adicción a los reels, cayendo en lo que se conoce como doomscrolling.
Esta práctica consiste en consumir de manera persistente y compulsiva grandes cantidades de noticias y contenido en internet. Especialmente, en redes sociales y feeds interminables.
La avalancha de información combinada con estímulos rápidos produce un efecto en el cerebro de los usuarios que hace que no quieran despegarse del teléfono. Y así, pueden pasar horas y horas.
El doomscrolling y la adicción a los reels
Cada deslizamiento del dedo sobre la pantalla del teléfono promete una dosis inmediata de entretenimiento o de alarma. De modo que las personas pueden pasar horas consumiendo contenido de forma compulsiva dejando a un lado la percepción del tiempo.
Esto trae múltiples consecuencias en la vida de las personas, entre ellas la afectación del bienestar emocional, así como un cambio en la manera de relacionarse con el mundo. Todo este fenómeno tiene una razón científica.
De acuerdo con la más reciente literatura neurocientífica, cada vez que una persona desliza el dedo en la pantalla, se activa el sistema dopaminérgico. Este es un circuito de recompensa que impulsa al usuario a seguir buscando información.
Sin embargo, la dopamina no es la única que influye en este proceso, ya que también se activa la amígdala. Se trata de una pequeña estructura con forma de almendra en el sistema límbico del cerebro que detecta y evalúa posibles amenazas.
De modo que al ver una publicación alarmante, la amígdala la puede interpretar como una alerta y enseguida ocurrirá una descarga de cortisol, la llamada hormona del estrés. Esto genera un círculo descrito en estudios en Frontiers in Psychiatry y Brain Behavior.
La dinámica es la siguiente: el usuario busca alivio en las redes sociales, encuentra más amenaza, siente más ansiedad y, por ende, vuelve a buscar en las redes algo que lo distraiga de la ansiedad. En fin, es como un ciclo vicioso.
Con el doomscrolling, también surgió otro término, el “brain rot”, que hace referencia a la sensación de “cerebro podrido”, luego de varias horas de scroll en redes sociales. Todo esto produce múltiples efectos en la salud.
Efectos adversos
Uno de ellos es la fatiga mental extrema, ya que aunque muchas personas pasen horas y horas viendo reels en redes para “desconectarse y descansar”, puede ocurrir el efecto contrario. En este caso, el cerebro se cansa ante tantos estímulos.
A esto se le suma que la corteza prefrontal tiene menor rendimiento debido a que se satura. Cabe recortar que esta es la zona encargada de planificar y organizar los objetivos, además de controlar los impulsos.
Por otra parte, con el doomscrolling y la adicción a los reels también puede presentarse un bloqueo cognitivo. Es decir, a la persona le resulta más difícil concentrarse, recordar datos y tomar decisiones luego de pasar demasiadas horas explorando las redes sociales.
Información de Gizmodo en español / redacción Neuroweb
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