La pintura neerlandesa del siglo XVII ‘La joven de la perla’, de Johannes Vermeer, ha fascinado a los espectadores por siglos, pero los científicos ahora creen haber descubierto la razón detrás de su atractivo. Spoiler alert: el secreto reside en la forma única en que el cerebro interactúa con la pintura.
Por primera vez, los neurocientíficos han medido la actividad cerebral mientras la gente mira esta obra de arte. Los investigadores descubrieron que la pintura desencadena un efecto neurológico único que han denominado bucle de atención sostenida.
El ‘bucle de atención sostenida’ es un fenómeno en el que la mirada del espectador se mueve en un ciclo repetido alrededor de puntos clave del retrato. Cuando se mira la pintura, los ojos se sienten atraídos primero por la mirada de la chica, luego por su boca, por el zarcillo de perla y de nuevo por sus ojos. Este ciclo hace que sea difícil apartar la mirada.
La investigación utilizó tecnología de seguimiento ocular junto con electroencefalogramas (EEG) y resonancias magnéticas cerebrales en 20 voluntarios. Demostró que cuanto más tiempo mira una persona la pintura, más profundamente se conecta con ella. Esto puede ayudar a explicar por qué ‘La joven de la perla’ es una de las obras de arte más admiradas del mundo.
El equipo también descubrió que la parte del cerebro conocida como precúneo se activaba intensamente durante la experiencia de visualización. Esta zona está vinculada a la conciencia y la autorreflexión, lo que sugiere que la obra maestra de Vermeer puede despertar algo personal e íntimo en cada espectador.
Atención sin rival
Los investigadores también pensaron en una demostración para poner las cosas en perspectiva. Las respuestas cerebrales de los participantes no solo se registraron mientras observaban la pintura, sino también durante un momento inesperado: una parada brusca en el ascensor con fachada de cristal del museo. Mientras el ascensor ascendía, pasó sobre una placa de mármol y se detuvo de repente, una experiencia que, como era de esperar, captó de inmediato la atención de los voluntarios.
Esta breve parada obtuvo una puntuación de “atención” de 0,44 sobre 1. Se trata de una conciencia natural y aumentada que se produce en respuesta a sacudidas físicas repentinas, que indican un peligro potencial.
Sin embargo, incluso este momento estremecedor fue superado por ‘La joven de la perla’, que obtuvo un nivel de atención de 0,48. El hecho de que la pintura provocará una respuesta más fuerte que una conmoción repentina dice mucho sobre su poder.
El poder de la obra original
Además de estudiar cómo reaccionan las personas ante la pintura, los investigadores también tenían curiosidad por saber si ver una reproducción de ‘La joven de la perla’ podría provocar la misma reacción neurológica que ver la obra maestra en persona en el museo.
Sus hallazgos fueron intrigantes: la respuesta emocional al ver la pintura original en persona fue diez veces más fuerte que cuando los participantes vieron un póster o una reproducción.
“Es muy importante involucrarse con el arte, ya sea la fotografía, la danza o los viejos maestros del siglo XVII”, afirma la directora del Mauritshuis, Martine Gosselink. “Realmente ayuda a desarrollar el cerebro. El cerebro no miente”.
Gosselink señaló que Vermeer a menudo utilizaba técnicas ingeniosas para centrar la atención del espectador en puntos específicos de sus obras. Pero en el caso de ‘La joven de la Perla, hay tres puntos focales: su ojo, su boca y el zarcillo de perla.
Esta interacción única es lo que hace que la pintura de Vermeer sea tan inolvidable. Es casi como tener una conversación con la figura inmóvil, una conversación que permanece en la mente mucho después de que hayas apartado la mirada.
La investigación ofrece una nueva comprensión de cómo el arte puede afectar nuestros cerebros en formas que apenas estamos comenzando a comprender.
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