Según un nuevo estudio científico, los microplásticos pueden llegar hasta el cerebro, lo que trae como consecuencia que aumente el riesgo de desarrollar Alzheimer en personas con predisposición genética.
Actualmente, los microplásticos representan una amenaza tanto para el medio ambiente como para la salud de las personas. Pueden encontrarse en productos cosméticos, pastas de dientes y detergentes.
Además, también se forman a partir de la degradación y fragmentación de objetos de plástico más grandes. Tales como botellas, bolsas y redes de pesca, por lo cual es un tema de gran preocupación para la comunidad científica.
¿Por qué los microplásticos en el cerebro aumentan el riesgo de padecer Alzheimer?
Aunque los efectos de los microplásticos en la salud de las personas aún es tema de estudio, investigadores han señalado que cuando estas partículas están presentes en el organismo pueden afectar la memoria y la cognición.
Al respecto, científicos de la Universidad de Rhode Island en Estados Unidos realizaron un estudio con ratones, en el que observaron que los microplásticos pueden desencadenar “estados similares a la enfermedad” en personas con predisposición genética al Alzheimer.
Los resultados del experimento, que se publicaron en Environmental Research Communications, arrojaron que los microplásticos están en muchas partes. Así pues, puede estar presente en el pescado que se consume, en el desprendimiento de los envases de alimentos, las bolsas de té e incluso el agua.
Durante el estudio, el equipo usó como muestra 64 ratones, 32 machos y 32 hembras, modificados con el biomarcador genético APOE3 y APOE4, que se vinculan con la enfermedad del Alzheimer.
Básicamente, el experimento consistió en exponer a los roedores a una prueba de agua contaminada con nanoplásticos y microplásticos en dosis extremadamente altas. El objetivo era similar a lo que se exponen los seres humanos en su vida.
¿Cuáles fueron los hallazgos?
Luego del periodo de exposición, los científicos realizaron una serie de pruebas enfocadas en conocer los posibles cambios en la conducta y memoria de los roedores. En este sentido, examinaron los tejidos de los animales para detectar la presencia de microplásticos en el organismo y observar la respuesta inmunitaria.
Además, evaluaron la forma en que los ratones exploraban nuevos entornos hasta si se daban cuenta cuando se introducía un nuevo objeto en su área. Esto último con la intención de conocer los cambios en su memoria a corto plazo.
Respecto a la evaluación de los tejidos, los científicos hallaron partículas de plástico en el cerebro de los ratones. Por otra parte, también se observaron cambios conductuales tanto en machos como en hembras.
En el caso de los ratones machos con el gen APOE4, relacionado con el Alzheimer, se volvieron menos curiosos y activos en un entorno nuevo. Mientras que las hembras, con el mismo gen, mostraron una memoria más débil, tardando más en reconocer objetos desconocidos.
Vale destacar que estos problemas cognitivos no se observaron en los ratones que portaban el gen neutro APOE3. Sin embargo, Jaime Ross, uno de los autores del trabajo, aclaró que el hecho de tener el gen APOE4 no significa que la persona vaya a desarrollar Alzheimer.
De esta manera, se comprobó que la presencia de microplásticos en el cerebro más el ser portador del gen APOE4 aumenta el riesgo de desarrollar Alzheimer en un futuro, aunque no es una regla general.
Información de Food and Wine / redacción Neuroweb
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