Científicos vincularon por primera vez el impacto de vivir en una sociedad llena de desigualdad con cambios estructurales en el cerebro infantil, independientemente de su condición económica
Un estudio realizado con más de 10 000 jóvenes en Estados Unidos descubrió alteraciones en el desarrollo cerebral en niños de familias adineradas y de bajos ingresos en zonas con mayores índices de desigualdad, lo cual también se asoció con una peor salud mental.
Los investigadores analizaron resonancias magnéticas para estudiar la superficie y el grosor de las regiones de la corteza cerebral, incluyendo aquellas implicadas en funciones cognitivas superiores como la memoria, la emoción, la atención y el lenguaje.
Las resonancias magnéticas también analizaron las conexiones entre diferentes regiones del cerebro, donde los cambios en el flujo sanguíneo indican actividad cerebral.
Una mayor desigualdad social provoca cambios en el cerebro infantil
El estudio descubrió que los niños que viven en zonas con mayores niveles de desigualdad social se relacionaban con una superficie reducida de la corteza cerebral y conexiones alteradas entre múltiples regiones del cerebro.
Los hallazgos, los primeros en relacionar desigualdad social con los cambios de las estructuras en el cerebro infantil, también aportaron evidencia de que el impacto en el neurodesarrollo podría estar relacionado con la salud mental y la función cognitiva futuras.
Cabe destacar que estos cambios cerebrales en los niños se observaron independientemente de su situación económica.
La desigualdad también puede disparar afecciones como la depresión y la ansiedad
Los investigadores también analizaron datos de cuestionarios realizados a los niños, con el objetivo de revelar afecciones de salud mental como depresión y ansiedad, a los 10 y 11 años, seis y 18 meses después de las resonancias magnéticas.
Los resultados en salud mental fueron significativamente peores para quienes vivían en sociedades con mayores niveles de desigualdad económica. Además, algunos de los cambios estructurales observados en el cerebro de los niños se relacionaron con alteraciones funcionales, asociados con una peor salud mental.
Reacciones
Vikram Patel, profesor de la Universidad de Harvard y coautor del estudio, afirmó que los hallazgos se suman a la creciente literatura que demuestra cómo los factores sociales, en este caso la desigualdad de ingresos, pueden influir en el bienestar a través de vías que incluyen cambios estructurales en el cerebro.
En la misma línea, la profesora Kate Pickett, de la Universidad de York, otra coautora del estudio, explicó que “los cambios cerebrales que observamos en las regiones implicadas en la regulación emocional y la atención sugieren que la desigualdad crea un entorno social tóxico que literalmente moldea el desarrollo mental de los jóvenes, con consecuencias para la salud mental y efectos que pueden durar toda la vida”.
Pickett calificó el estudio y sus hallazgos de “un avance significativo en la comprensión de cómo la desigualdad social se infiltra y afecta la salud mental”.
Información de The Guardian / Redacción Neuroweb
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