Cómo puede contribuir la neurociencia a tratar la obesidad y la diabetes

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La neurociencia al servicio del metabolismo. Hasta hace poco, incluso en los círculos médicos, la obesidad se percibía como un defecto personal caracterizado por la falta de fuerza de voluntad. Sin embargo, a medida que se aprende más sobre el sistema biológico conocido como «homeostasis energética», tal percepción está cambiando, de acuerdo con el doctor Michael W. Schwartz, del Instituto de Diabetes de la Universidad de Washington.

Controlada principalmente por el cerebro, la homeostasis energética funciona al hacer coincidir la ingesta de energía con el gasto de energía durante largos intervalos de tiempo. El efecto neto es que el peso corporal y la masa grasa se mantienen dentro de límites estrechos. Si la masa grasa se desvía de este peso, se activan respuestas adaptativas para devolver las reservas de grasa a su nivel anterior, biológicamente defendido.

Desde su descubrimiento hace un siglo, los tratamientos para la diabetes se han centrado principalmente en la insulina, pero las estrategias dirigidas al cerebro podrían ser más eficaces, de acuerdo con Schwartz.

“Por ejemplo, se puede inducir una remisión sostenida de la diabetes en modelos animales de diabetes tipo 2 mediante la administración de un péptido conocido como factor de crecimiento de fibroblastos 1 (FGF1) directamente en el cerebro. Inesperadamente, este efecto se puede lograr con una sola dosis de FGF1 y puede durar meses. Dicho de otro modo, la acción del FGF1 en el cerebro devuelve eficazmente el nivel de glucosa en sangre a la normalidad”, explica.

Incluso en animales con diabetes grave inducida por la pérdida total de células beta secretoras de insulina, se puede actuar sobre el cerebro (mediante la administración de leptina) para normalizar por completo el nivel de glucosa en sangre. 

En otras palabras, la diabetes grave se puede tratar actuando sobre el cerebro, incluso en ausencia de insulina. Este tipo de hallazgo ejemplifica cómo los avances en la neurociencia del metabolismo pueden dar lugar a nuevos enfoques terapéuticos.

Los nuevos fármacos: ¿hasta qué punto son eficientes?

Un avance particularmente notable en este campo se refiere a los fármacos agonistas del receptor GLP1, como Ozempic, Wegovy y Mounjaro. La eficacia de esta clase de fármacos para el tratamiento de la obesidad y la diabetes tipo 2 no tiene precedentes. 

Dado que actúan activando los receptores hormonales en el cerebro y en las células beta pancreáticas, ponen de relieve la sinergia creada al actuar sobre los sistemas que regulan la homeostasis energética y de la glucosa con un único fármaco.

Sin embargo, no todos los pacientes pueden tolerar o costear estos fármacos, e incluso entre los que pueden, su beneficio se pierde rápidamente si se interrumpe la medicación. ¿Por qué? Porque los fármacos actúan en parte bloqueando las respuestas homeostáticas a la pérdida de peso. Una vez que se interrumpe el tratamiento, estas respuestas se «reactivan», lo que impulsa la rápida recuperación del peso perdido. 

La necesidad apremiante de abordar estos desafíos pone de relieve cómo el futuro del tratamiento de la obesidad y la diabetes estará determinado por los avances en la neurociencia del metabolismo.

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