En los años recientes, se ha afianzado una tendencia de compra donde reina la introversión, es decir, la persona se convierte en un consumidor ermitaño, por lo que el reto de las marcas es saber conectar con ese perfil de comprador.
El consumidor ermitaño se caracteriza por tener hábitos de consumo introspectivo, donde prefiere hacer compras desde la distancia a través del ecosistema digital. En este punto, opta por evitar las compras presenciales para quedarse con las plataformas virtuales.
Asimismo, esta persona al momento de comprar prefiere elegir marcas que le generen confianza y cercanía, pero sin que lo bombardeen de anuncios publicitarios. De modo tal que las empresas deben cuidarse de no pasar ese límite.
¿Cómo pueden las marcas conectar con el consumidor ermitaño?
El consumidor ermitaño se diferencia de los demás perfiles de consumidores porque está alejado de las tendencias comerciales masivas. Esto se traduce en que le “huye” a todo lo que sea viral porque simplemente no le interesa.
De esta manera, este tipo de comprador evita el consumo convencional y, lo que es más resaltante aún, rechaza de forma importante la influencia de la publicidad, la moda o el consumo por estatus.
En este sentido, el ermitaño no estará dispuesto a comprar productos de marcas reconocidas si siente que la publicidad está hecha para un mercado masivo. Así pues, le cuesta confiar en los mensajes de marketing.
En consecuencia, solo elegirá artículos tomando en cuenta su ética y el nivel de funcionalidad. Su comportamiento de compra se caracteriza por una actitud de autoexclusión del mercado tradicional, ya sea por motivos ideológicos, personales o sociales.
Todo esto conlleva a las marcas a idear estrategias que vayan más allá de la viralidad para poder conectar con este sector. Actualmente, esto significa un desafío para las empresas proveedoras de bienes y servicios, ya que la mayoría se ha enfocado en vender para las grandes masas.
Es decir, con el auge de las redes sociales, las marcas están creando estrategias dirigidas a este público, donde lo importante es hacerse viral y así llegar cada vez a más y más personas.
¿Qué deben hacer las marcas?
Lo primero que deben hacer las marcas para conectar con esta audiencia es estudiar este perfil de comprador para poder comprender el porqué no responde a los estímulos comerciales tradicionales.
Una vez aclarado este punto, el paso siguiente es idear estrategias basadas en la empatía y las neurociencias del comportamiento. En este sentido, las marcas deben trabajar en crear espacios no invasivos, donde el consumidor no se sienta acosado con la publicidad digital.
Adicionalmente, es crucial que las empresas apelen a la introspección del consumidor. Es decir, que los mensajes que creen estén enfocados a conectar con las emociones, la reflexión y el autocuidado.
Otro punto importante para los negocios es que se apoyen en las teorías de neurociencias para diseñar las estrategias. Entre estas destacan la creación de interfaces amigables para la compra digital donde los estímulos visuales no sean agresivos.
De esta manera, es más probable que las marcas puedan conectar con ese consumidor ermitaño que rompe el molde de los hábitos de consumo tradicionales, para centrarse en un lugar de compra más reservado en introspectivo.
Información de Neuromarketing.ia / redacción Neuroweb
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